lunes, 17 de junio de 2013

17 de junio: Día Mundial de Lucha contra la Desertificación

 
 



En 1994, la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el 17 de junio como el Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía, mediante  Resolución 49/115, para fomentar la conciencia pública sobre el tema, así como también la puesta en acción de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CNULD)  en aquellos países afectados ya sea por graves sequías, por desertificación, o por ambas, en particular en África.
 
El agua dulce es valiosa. De toda el agua en la tierra, sólo el 2,5 por ciento es agua dulce. Y de toda esta agua dulce, sólo se puede usar menos del 1 por ciento para los ecosistemas y los seres humanos. Cuando la demanda de agua supera la oferta disponible, se traduce en escasez, lo que afecta particularmente a las zonas de tierras secas


 



La Sra. Irina Bokova, Directora General de la UNESCO, manifestó  “calculamos que entre 100 y 200 millones de personas viven en zonas áridas y semiáridas con recursos limitados de agua dulce. De ellas, dos terceras partes experimentarán, para 2025, tensiones graves relacionadas con el agua, teniendo que hacer frente a presiones derivadas del crecimiento demográfico, la producción agrícola y el incremento de la salinidad y la contaminación. Los efectos del cambio climático harán que la escasez de agua sea mayor, y provocarán también un aumento de la frecuencia de las condiciones hidrológicas extremas. Los más pobres serán los más afectados, a medida que se agravan los obstáculos para el desarrollo sostenible. En este Día Mundial de Lucha contra la Desertificación debemos renovar nuestro compromiso en apoyo de soluciones inclusivas y sostenibles encaminadas a la ordenación de los recursos hídricos en las zonas áridas.

Los problemas relacionados con el agua son complejos, por lo que las soluciones han de ser igualmente multifacéticas. Esta situación requiere planteamientos innovadores y cooperación en todos los ámbitos, a fin de preservar nuestros ecosistemas, erradicar la pobreza y promover la equidad social, en particular la igualdad entre hombres y mujeres”.

Y en el mensaje del Secretario General, Ban Ki-moon, manifestó “Es difícil evitar la sequía, pero sí se puede mitigar sus efectos.[...] El precio de estar preparados es mínimo en comparación con el costo del socorro de emergencia. Así pues, en vez de concentrarnos en gestionar las crisis, demos prioridad a prepararnos para las sequías y aumentar la resiliencia.»
 

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